“No llegó nunca la reorganización de la Atención Primaria”, entrevista a Olaya Muñoz médica del CS Lavapiés

Entrevistamos a Olaya Muñoz, médica de familia en el centro de salud de Lavapiés, que ha estado en primera línea en la crisis sanitaria por Covid19 y ha narrado su experiencia en el libro de autoría colectiva ‘Somos las que estábamos esperando’, editado por La Oveja Roja, y que cuenta también con la voz de mujeres activistas de la PAH, auxiliares del Servicio de Ayuda a Domicilio, Kellys, trabajadoras del Servicio a Bordo de Renfe, Riders… 

Este libro recoge relato oral de mujeres que no firman ni escriben libros. Se trata de un trabajo narrativo producto de dos años de proceso en el que un grupo de mujeres en lucha ocupan con su palabra los espacios de la cultura. Olaya Muñoz fue la última en incorporarse a la autoría colectiva. Su testimonio, el de mayor actualidad, es un relato un desgarrador en primera persona de cómo vivieron las y los profesionales sanitarios los meses más crudos de la pandemia, las situaciones que tuvieron que hacer enfrente, con el propio riesgo de enfermar o contagiar a sus familiares y seres queridos.  

Todo era dolor, caminábamos entre nieblas. Acudí a muchas casas a visitar enfermos y lo pasé muy mal. Pero puedo decir todavía con emoción que puse todo el cariño que tenía. Sólo pude dar la mano con guantes, pero querría haber dados besos y abrazos a todas las personas que conocí, que sin excepción fueron generosas. Tanta gente me dijo “no me lleven al hospital, que lleven a los jóvenes”. Me decían “cuídate, no lo vayas a coger, gracias, gracias”, y yo pensaba, gracias a ti por existir, por seguir aquí, aunque no sé por cuánto tiempo”.

La situación límite que relata Olaya, lejos de quedar atrás parece cada vez más cercana, especialmente en barrios madrileños como Lavapiés, en cuyo centro de salud trabaja y que presente una incidencia superior a 1.000 contagios por 100.000 habitantes, mayor que algunos de los barrios confinados por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.

No llegaron nunca los refuerzos, no llegó nunca la reorganización de la Atención Primaria, no llegó nunca el refuerzo de profesionales de salud pública, contrataron un número de rastreadores irrisorio”, afirma Olaya sobre la gestión de la crisis sanitaria, y en concreto de la Atención Primaria, por parte de la Comunidad de Madrid en los meses de verano. “De manejar una situación decentemente a este desastre de nuevo, ha habido falta de planificación, desidia o directamente psicopatía”, añade.

El saqueo de lo público, la otra pandemia

En la entrevista, Olaya explica además las realidades que esta crisis sanitaria ha puesto sobre la mesa, patentes en su día a día como sanitaria. “Todo esto nos hace ser de nuevo muy conscientes de la desigualdad socioeconómica, la tremenda desigualdad de clase en el acceso y disfrute de la salud de las personas, el racismo en toda su expresión, el machismo…, y como todo eso se va concretando en todas las historias clínicas que voy viviendo, que todo esto había embrutecido”, explica.

La pandemia ha destapado en toda su crudeza las consecuencias de la crisis económica de 2008 y de las políticas de recortes y saqueo de lo público. Las medidas que se están tomado en algunas regiones como la Comunidad de Madrid, solo buscan criminalizar a los sectores populares y dejar la vía abierta para profundizar en la senda de privatizaciones y ataque a lo público con la excusa del virus. Precisamente las últimas semanas, vecinas y colectivos de barrios y municipios del sur de Madrid como Vallecas o Carabanchel han exigido mayor inversión en servicios públicos como sanidad o educación para hacer frente al Covid19, en vez de medidas de “confinamiento de clase” que ahondan la brecha de precariedad y exclusión social.

La Atención Primaria en el punto de mira

En algunos centros de salud de estos distritos, como es el caso del CS Abrantes, han llegado a estar en tres semanas sin médicos entre agosto y septiembre. Ahora, y gracias a la organización popular en el barrio, han logrado que se incorporen 5 de los 14 que debería haber. La Atención Primaria, clave para hacer frente a la pandemia, es otra de las víctimas de la gestión sanitaria que se viene haciendo desde hace años.

“Es la joya del sistema sanitario español, tiene décadas y fue ideado por gente tremendamente potente, muy valiente, pero que lejos de haberse desarrollado en todo su esplendor, se desarrolló una parte y luego empezó poco a podo a deteriorarse en ganancia del hospitalocentrismo”, explica Olaya.

El sistema de Atención Primaria español fue desarrollado en los años 80 siguiendo las consignas de la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud de Almá-Atá, organizada por la OMS y UNICEF en 1978 en la URSS. En la Declaración, que publica de forma íntegra en su web la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, puede leerse lo siguiente:

“Los gobiernos tienen la obligación de cuidar la salud de sus pueblos, obligación que sólo puede cumplirse mediante la adopción de medidas sanitarias y sociales adecuadas […]. La atención primaria de salud es la clave para alcanzar esa meta como parte del desarrollo conforme al espíritu de la justicia social“.

Sin embargo, la inversión en Atención Primaria no ha hecho más que decrecer en nuestro país desde la crisis de 2008, tal y como se indica en las conclusiones del Informe 2020 ‘Repercusiones de la Crisis sobre la Atención Primaria: evolución en las CCAA’ de la Federación de Asociaciones para la defensa de la Sanidad Pública: disminución del 1,38% entre 2010 y 2017. Madrid se lleva el premio a la región que menos dinero deriva a la Atención Primaria de toda España (un 11’63% frente al 16’90% de Castilla-La Mancha, la que más invirtió en 2017).

Conclusiones similares se derivan del informe sobre la Atención Primaria madrileña publicado por UGT Madrid en noviembre de 2019: el gasto destinado a esta especialidad en la Comunidad se había reducido del 12’18 al 11’6%, 2’6 puntos por debajo de la media nacional. Respecto a personal, según las cifras que maneja UGT Madrid, la región necesitaría 527 médicos de familia y 121 pediatras para alcanzar la media nacional. A esta problemática se suma la tasa de centros de salud y consultorios más baja de todo el territorio, con 6 centros por cada 100.000 habitantes, según datos del Ministerio de Sanidad de 2018. Con este panorama se enfrentó la Atención Primaria madrileña a la crisis del coronavirus, y no parece que en los meses de la ‘nueva normalidad’ se le haya puesto remedio.

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