Entrevista a Juan Grabois en el 2º Foro Latinoamericano La Poderosa

“Hay que construir una alianza estratégica entre los explotados y precarizados, los descartados, y los indignados”

Entrevista a Juan Grabois, referente del Movimiento de Trabajadores Excluidos y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular de Argentina, en el 2º Foro Latinoamericano La Poderosa de Porto Alegre (27-29 julio 2018).

¿Qué papel juegan movimientos populares como La Poderosa en el contexto político actual que atraviesa Latinoamérica?

En esto momentos, por lo menos en el cono sur, en Argentina, Brasil, Ecuador, los movimientos populares, las bases sociales y las organizaciones sindicales estamos en un momento de resistencia frente a una ofensiva neoliberal que quiere arrebatar los derechos que conquistamos en el ciclo popular latinoamericano, los derechos sociales, culturales, pero fundamentalmente la soberanía nacional y de la Patria Grande, nuestra América. La idea de poder construir dentro de la diversidad una unidad que nos permita no ser por 10, 20 o 50 años más objeto de la especulación y la extracción de las grandes potencias. Esa resistencia va dando sus frutos y siento que pronto vamos a pasar a la ofensiva.

 

Juan Grabois (derecha) saluda al candidato a la presidencia de Brasil por el PSOL, Guilherme Boulos. durante el cierre del 2º Foro Latinoamericano La Poderosa de Porto Alegre. Foto #404 Comunicación Popular

Sobre “pasar a la ofensiva”, en este foro se han planteado 3 propuestas de acción desde la base, construir un plataforma común de los movimientos populares, llamar a la unidad de las formaciones partidistas progresistas y la elaboración de un programa propio, ¿coincides con ellas?

Coincido profundamente con las propuestas. Creo, y esto lo hablé con compañeros y compañeras de Podemos, con Rafa Mayoral y Pablo Iglesias, que la lucha político-institucional no puede aplastar el fortalecimiento de las organizaciones populares de base, que tienen que ser críticas, independientes, tienen que empujar el proceso político hacia delante y construir un sentido de comunidad desde abajo. Sin eso el gobierno, que no es el Estado ni es el poder, aun en manos de hombres y mujeres del campo popular que luchen por la justicia social, es impotente frente al poder real y fáctico del mercado y de los sectores económicos concentrados, que a costa de nuestras vidas, de nuestros sueños, de nuestro tiempo, acumulan ganancias y dejan a la juventud, a los niños, a los ancianos sin los derechos elementales para una vida digna.

Hablando de derechos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos fue una de las grandes conquistas de la humanidad. Sin embargo, en el contexto político actual esta declaración resulta una agenda revolucionaria, ¿por qué que se ha producido esta deriva?

Es cierto. En diálogo con el Papa Francisco y los movimientos populares hemos llegado a una conclusión que puede explicarse con una metáfora. Como en las películas americanas cuando llegan los extraterrestres, si no nos juntamos todos, nos destruyen. Es necesario plantear tres derechos básicos, tierra, techo y trabajo. Hoy, casi cualquier persona en el planeta puede tener un dispositivo electrónico portátil, un celular con el que se puede comunicar con el otro lado del mundo, pero no puede tener tierra, ni techo ni un trabajo digno. Estamos retrocediendo en materia de derechos mientras avanza el consumismo y el capital. Esto marca una distorsión entre las normas formales de las democracias republicanas, donde los tratados de derechos humanos son parte del vértice de la piramide normativa, pero que no se cumplen, son letra muerta. El poder democrático constituido no tiene la capacidad de llevar adelante las agendas de derechos humanos sancionadas 50 años antes. Estamos en un momento de crisis civilizatoria donde los nuevo tiene que nacer, al menos para poner en eficacia los valores humanistas que los pueblos conquistaron en el siglo XVIII y XIX y que ahora están en pleno retroceso.

Precisamente la precariedad implantada como forma de vida por parte de las élites económicas supone una vulneración generalizada de derechos. ¿Cómo se hace frente desde la base a este modelo precarizador, extractivo y globalizado que están aplicando las multinacionales?

Nosotros creemos que hay que construir una alianza estratégica entre los explotados y precarizados, los descartados, y los indignados. Los explotados y precarizados por las grandes empresas capitalistas, pero también los descartados que ni siquiera son útiles para vender su fuerza de trabajo. Son vidas que están de más para este sistema que los deja morir en el mar, los deja morir en la tierra. En Europa son principalmente los migrantes, pero cada vez más jóvenes nacidos en los propios países europeos que no sirven ni como consumidores ni como productores. Esto supone que tengamos que repensar que es el trabajo, el trabajo no puede ser sinónimo de empleo únicamente, tenemos que poder construir nuevas formas de trabajo comunitario que tengan los mismo derechos que un trabajador formal en relación de dependencia, y desde luego tenemos que combatir todas estas formas de explotación precaria de las empresas de la llamada ‘nueva economía’, esta uberización de la vida, y combatirla frontalmente. No dejarnos engañar con que esto va a traer más felicidad, más progreso, más consumo, porque lo que va a traer es más miseria, más tristeza, más muerte a nuestros pueblos, y únicamente va a generar ganancias para esos grupos económicos que en última instancia tributan en los paraísos fiscales.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies