La Poderosa: cuando elegir contarse no es una opción

Hace 15 años nació en villa Zavaleta, en Buenos Aires, La Poderosa un movimiento horizontal y de base donde las vecinas y vecinos trabajan de forma comunitaria para cambiar la realidad de los barrios, su propia realidad cotidiana. El colectivo, que cuenta con 79 asambleas villeras presente en todas las provincias argentinas y en varios países de América del Sur, surgió como un proyecto de fútbol popular para los pibes de Villa Zavaleta, y fue creciendo hasta articular diferentes espacios según las necesidades de las vecinas y vecinos.

Centro cultural de La Poderos en Villa Fátima. Foto: Irene Lingua.

La Poderosa es una iniciativa del movimiento popular organizada desde los barrios y desde abajo para llegar donde no llega la administración o donde directamente el Estado ejerce la violencia en forma de represión policial o de vulneración de derechos. Decía Eva Perón que allá donde había una necesidad nace un derecho, y en las villas argentinas es La Poderosa, a través de la acción colectiva de las villeras y villeros, quien asume la responsabilidad de cubrir necesidades tan básicas como el acceso a la educación, a una vivienda y unos barrios dignos, a los suministros, o incluso a defender el derecho a la vida de los niños del barrio. Los infanticidios en la villas por la represión policial son una realidad con muchos nombres.

Así es como surgen espacios como los centros culturales, los comedores, las casas de las mujeres o las canchas deportivas. En ellos se mezclan las asambleas villeras, que suelen celebrarse una vez a la semana, talleres de comunicación, de costura, de música, de fotografía, de fútbol o de boxeo. Y no es casual que en el mismo sitio donde se dan comidas para 150 familias, como es el caso del comedor Miski Mate Kamby de la villa Rodrigo Bueno, se realicen también talleres de informática. No es una labor asistencialista la que realiza La Poderosa, sino de empoderamiento popular para transformar la realidad de las villas, y esto pasa por la creación de vínculos colectivos a través de actividades que capacitan pero que también sirven para tomar conciencia de que el problema de uno es el problema de todos, y que la lucha para hacerlos frente debe ser colectiva.

Taller de fútbol en villa Rodrigo Bueno. Foto: Irene Lingua.

Joanna, coordinadora de la Casa de la Mujer de la Villa 31 lanza una pregunta para la que no espera respuesta, porque la tiene grabada en el recuerdo del apoyo vecinal que recibió una familia desahuciada por el desastroso proceso de urbanización que está sufriendo el barrio. “¿Quién cuida de nosotros? Sólo la gente cuida a la gente”. En las villas, son muchos los que han perdido su casa, y muchos por desgracia también los que han perdido un hijo o una hija, un familiar o un compañero a manos de la represión del Estado, y han sido las vecinas y vecinos quienes organizados están haciendo frente a la violencia, con espacios de control popular. Cuidarse unos a otros también es una forma de empoderarse.

Mientras Joanna habla, a su lado hay un grupo de mujeres en un taller de crochet. Hoy charlan sobre el proceso de urbanización, pero otros días hablan sobre violencia machista, el reparto de tareas, o los hijos que les asesinó la prefactura. Las Casas de las Mujeres, donde se dan estos talleres y estos encuentros de confianza, responden también a una demanda de las villeras, que sufren “doble discriminación, por mujeres y por pobres”, como afirma Jessi, referente de la Casa de la Mujer de la Villa 21, la segunda que se abrió tras la pionera de la villa 31. El empoderamiento de las vecinas es clave para luchar contra las diferentes formas de violencia que sufren.

Taller de crochet en la Casa de la Mujer de Villa 31. Foto: Irene Lingua.

Porque en el fondo, lo que trata de plantear La Poderosa es una disputa por el poder, en el sentido de disputar quién tiene la capacidad de decidir sobre la vida de la gente en los barrios. Y en las villas lo tienen claro, ellas y ellos deciden y lo hacen de forma comunitaria. Frente al poder de las élites económicas y políticas, que tienen cooptadas las instituciones, y buscan atomizar cada vez más los sectores populares, poner en valor la fraternidad y la sororidad como herramientas de resistencia y lucha de los de abajo es fundamental.

La voz de los de abajo

Si por algo es conocida La Poderosa es por su Garganta. Y no es un juego de palabras. La Garganta es la revista que edita de forma asamblearia el colectivo y que tiene como redactor jefe a Rodolfo Walsh. Es la cara más visible de las villas precisamente porque la portada de cada número la han protagonizado personalidades de diferentes ámbitos, desde Messi hasta el Papa Francisco, pasando por Joan Manuel Serrat o Dilma Rousseff.

Pero a parte de la trascendencia mediática que le da este hecho, La Garganta supone una herramienta clave en el proceso de transformación social y empoderamiento popular. Según cuenta Bauti, vecino de la villa Rodrigo Bueno, todo surgió tras la visita del periodista Facundo Pastor a la villa Zavaleta, que describió el barrio como “la entrada a la puerta de la muerte”, ignorando por completo el trabaja colectivo que se estaba llevando a cabo.

Cooperativa de carpintería en villa Zavaleta. Foto: Irene Lingua.

“Si ningún medio cuenta la verdad sobre el barrio, ¿cómo hacemos llegar nuestra voz a la gente?” fue la pregunta que se hicieron en ese momento. Y así nació La Garganta, como un proyecto de comunicación popular para que fueran las vecinas y vecinos los que contaran su propia realidad cotidiana.

“Ahí contamos lo que pasa en muchos barrios, como los pibes que murieron Kevin, Gastón o María Isabelita, que llegaron a los medios porque lo contamos” relata Bauti y añade que gracias a La Garganta “estamos consiguiendo que se hable de nosotros pero que se hable bien, no como barrios peligrosos o de vagos, sino como barrios de trabajadores, porque ahora tenemos un medio que nos cuenta y es el que hacemos nosotros”.

Vecina de villa Zavaleta sostiene la camiseta de #404 en la entrada de la redacción de La Garganta. Foto: Irene Lingua.

En villa Zavaleta, donde surgió todo, está la redacción de La Garganta. Un cuarto con varios ordenadores, sillas de plástico y en la pared, escrita frente a la puerta, una frase de Eduardo Galeano que reza “somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”. Las asambleas de La Poderosa lo hacen organizándose desde la base, desde abajo, y asumen la realidad de sus barrios, la ausencia del Estado, para tomar protagonismo y decidir cómo quieren vivir sus vidas. Para contarlo, cuando nadie lo cuenta, tienen su Garganta.

#404 Comunicación Popular

Hoy 26 de julio, lanzamos #404 Comunicación Popular con la vista puesta precisamente en la Garganta y en la Poderosa, coincidiendo además con la salida hacia Porto Algre de las 79 Asambleas del colectivo, para celebrar en la ciudad brasileña este fin de semana el 2º Foro Internacional de La Poderosa. Bajo el lema “Marielle vive, Lula libre”, miles de personas reivindicarán la importancia de la organización de base y del movimiento popular a la hora de disputar el poder a quienes lo ejercen excluyendo y vulnerando los derechos de los sectores populares.

Gracias a las villeras y villeros de La Poderosa que nos abrieron sus barrios, sus locales y sus casas.

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